Los diferentes problemas que sufrimos en la actualidad en
Colombia como los problemas políticos, económicos, la salud, la educación, el
deporte y el entretenimiento, son causados por varios factores que influyen
directamente en cada uno de los agentes sociales que conforman la sociedad.
Puede haber muchas causas como la guerrilla, por la que es muy difícil explotar
el turismo, que sería una herramienta fundamental para lograr un crecimiento y
crear un fenómeno de recuperación.
Hoy en día, el que quiere salir adelante y hacer parte del
sistema económico capitalista debe tener una educación para formarse
profesionalmente, ser intelectualmente muy fuerte, culto y manejar idiomas,
entre otras cosas. El problema en Colombia es que no todo el mundo cuenta con
una educación, y así se ha creado la estratificación y la desigualdad entre los
ciudadanos, y por esto, un gran resentimiento por parte de las clases menos
favorecidas. Lo que puede ser una explicación para el surgimiento de las
guerrillas, aunque claramente, esas guerrillas tenían ideales fijos, las de hoy
en día han perdido ese sentido eso y se han convertido en terroristas.
Otro gran problema del país es el narcotráfico (comercio ilegal de drogas). El gobierno trata de combatir contra los cultivos de coca, pero no hay mucho que hacer. Las implicaciones de este negocio son muy amplias puesto que se vincula con el poder político, económico y con la seguridad de un país. Además el impacto social que esta actividad ilícita genera, es corrupción y violencia que afecta a todas las personas y crea un mayor nivel de vandalismo en el interior del país.
La idea de Rafael Nieto, columnista de la revista Semana “Aún no estamos para hacer fiesta”; es el título de su columna que nos hace ver algo muy importante: El crecimiento económico no ayuda necesariamente con la erradicación de la pobreza, la única manera de hacerlo es reduciendo la desigualdad social.
Nieto planeta que la única manera como se puede combatir los
problemas sociales que tiene el país, es reduciendo la desigualdad social, sin
crear un sistema comunista, que todos tengamos las mismas oportunidades,
especialmente con una educación, techo y comida.
En este asunto quedó algo claro y es que lo fundamental para lograr un buen desarrollo es la educación. Y que la ignorancia de los colombianos es la que alimenta la guerra y la única manera de combatirla es creando identidad fomentando cultura intelectual que permita derribar las armas sin armarse sino con la cabeza.
En este asunto quedó algo claro y es que lo fundamental para lograr un buen desarrollo es la educación. Y que la ignorancia de los colombianos es la que alimenta la guerra y la única manera de combatirla es creando identidad fomentando cultura intelectual que permita derribar las armas sin armarse sino con la cabeza.
(2011, 10). Problemas Actuales De Colombia. BuenasTareas.com.
http://www.buenastareas.com/ensayos/Problemas-Actuales-De-Colombia/2923237.html
EL DOCUMENTO QUE REVELA LA VERDAD SOBRE URIBE
Por LEÓN VALENCIA
http://www.semana.com/opinion/articulo/leon-valencia-el-documento-que-revela-la-verdad-sobre-uribe/407646-3
La colombiana es una democracia atravesada por la violencia, las mafias y
el clientelismo que no ha permitido ni el florecimiento de una derecha decente
ni la aparición de una izquierda competitiva. Pero el uribismo no quiere que le
toquen un pelo a este remedo de democracia.
No quería escribir sobre las 68 críticas de Uribe y su partido a los
acuerdos de La Habana. Ya hay suficientes pronunciamientos y columnas sobre el
asunto, me decía. Pero he visto que la mayoría de los analistas se detienen en
las mentiras y exageraciones del texto. No se fijan en la doctrina que lo
alimenta. No advierten el tipo de propiedad que defiende, la democracia que
protege y la lucha contra el narcotráfico que alienta. Ahí está la verdad de
esa corriente política.
Tiene razón Uribe. No deberíamos estar discutiendo con la guerrilla sobre
una reforma agraria integral. Esa tarea la hicieron los capitalistas
visionarios de manera gradual o las revoluciones triunfantes a la largo del
siglo XX en muchos países. Aquí la intentaron Alfonso López Pumarejo y Carlos
Lleras Restrepo y no pudieron. La resistencia de los grandes terratenientes se
los impidió.
Por eso a estas alturas del siglo XXI los ganaderos poseen 39,5 millones de
hectáreas, es decir, el 35 por ciento del territorio nacional y allí pastan 25
millones de reses, ni siquiera una res por hectárea, según los datos del
informe de Naciones Unidas para el desarrollo de 2011 dedicado a la Colombia
rural. Dice también que tenemos una de las más altas concentraciones de tierra
del mundo. Dice igualmente que el 64,3 por ciento de la población campesina
vive en la pobreza. Es un feudalismo tardío que ahoga al campo
colombiano.
La Mesa de La Habana se convirtió en un pretexto para volver a hablar de un tema que no se tocaba desde 1971 cuando el gobierno de Misael Pastrana Borrero suscribió en Chicoral, Tolima, un pacto con los terratenientes para echar abajo el intento de reforma de Lleras. Es así de triste el asunto. Uribe entonces levanta la voz contra algunas medidas que anuncian tímidamente que se expropiarán, si es necesario, con indemnización, tierras que no están cumpliendo una función social para entregar en forma gratuita a los campesinos.
Porque dice su documento: “Lo que exige la agricultura son grandes inversiones en extensas plantaciones… No desconcentrar y repartir la propiedad”. El mismo argumento del 71. La misma treta para defender el gran latifundio que nunca ha aceptado la modernización, porque se le hace más rentable no pagar impuestos y mantener en condiciones laborales lamentables a miles de campesinos.
La Mesa de La Habana se convirtió en un pretexto para volver a hablar de un tema que no se tocaba desde 1971 cuando el gobierno de Misael Pastrana Borrero suscribió en Chicoral, Tolima, un pacto con los terratenientes para echar abajo el intento de reforma de Lleras. Es así de triste el asunto. Uribe entonces levanta la voz contra algunas medidas que anuncian tímidamente que se expropiarán, si es necesario, con indemnización, tierras que no están cumpliendo una función social para entregar en forma gratuita a los campesinos.
Porque dice su documento: “Lo que exige la agricultura son grandes inversiones en extensas plantaciones… No desconcentrar y repartir la propiedad”. El mismo argumento del 71. La misma treta para defender el gran latifundio que nunca ha aceptado la modernización, porque se le hace más rentable no pagar impuestos y mantener en condiciones laborales lamentables a miles de campesinos.
En el terreno político la desfachatez es mayor. Dice el documento:
“Colombia es una democracia amplia, pluralista y participativa” y agrega: “En
Colombia existen condiciones suficientes para la conformación de nuevos
partidos y movimientos políticos”. Pues bien, este tipo de democracia permitió
el genocidio de un partido político entero, la Unión Patriótica; y los
magnicidios de Luis Carlos Galán, Carlos Pizarro Leongómez, Bernardo Jaramillo
y Jaime Pardo Leal, candidatos presidenciales de diversos partidos.
Facilitó el acceso al Congreso de 61 candidatos condenados hoy por vínculos con paramilitares y 67 más que han sido investigados por el mismo delito. También, claro, ha posibilitado la persistencia de unas guerrillas que han golpeado sin misericordia a la población civil y a la institucionalidad. Es una democracia atravesada por la violencia, las mafias y el clientelismo que no ha permitido ni el florecimiento de una derecha decente ni la aparición de una izquierda competitiva. Pero el uribismo no quiere que le toquen un pelo a este remedo de democracia. Les irrita que el acuerdo acepte que, “en Colombia la democracia es estrecha, no es pluralista y no hay garantías para la participación y la inclusión política”.
Facilitó el acceso al Congreso de 61 candidatos condenados hoy por vínculos con paramilitares y 67 más que han sido investigados por el mismo delito. También, claro, ha posibilitado la persistencia de unas guerrillas que han golpeado sin misericordia a la población civil y a la institucionalidad. Es una democracia atravesada por la violencia, las mafias y el clientelismo que no ha permitido ni el florecimiento de una derecha decente ni la aparición de una izquierda competitiva. Pero el uribismo no quiere que le toquen un pelo a este remedo de democracia. Les irrita que el acuerdo acepte que, “en Colombia la democracia es estrecha, no es pluralista y no hay garantías para la participación y la inclusión política”.
En la lucha contra las drogas ilícitas el uribismo hizo una jugada
magistral en 2003. Ligó el narcotráfico principalmente a las Farc. Logró que
Estados Unidos enfocara su guerra contra las drogas hacia la guerrilla. Acuñó
la frase: “Las Farc son el más grande cartel de drogas del mundo”. Partía de
algo innegable, la subversión armada tenía como fuente principal de finanzas al
narcotráfico.
Pero el grueso del negocio seguía estando en manos de los narcotraficantes
comunes y silvestres que se habían refugiado en el paramilitarismo. Con este
ardid Uribe negoció con los paramilitares y no puso en la Mesa de
conversaciones el narcotráfico. Ahora, con descaro, impugna que Santos, en una
jugada certera, meta el tema en la Mesa y acuerde con las Farc un plan para
atacar el negocio.
Termino esta columna diciendo que no me gusta que la respuesta de Santos a
las críticas de Uribe sea que no están concediendo nada, que todo está en el
Estado de Derecho vigente. Una paz verdadera exige cambios en la realidad y
cambios en el derecho. Eso hay que decirlo de frente para que el país lo
entienda.
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