QUÉ ES LA
CULTURA DE PAZ
La cultura de paz supone ante todo un esfuerzo generalizado
para modificar mentalidades y actitudes con ánimo de promover la paz. Significa
transformar los conflictos, prevenir los conflictos que puedan engendrar
violencia y restaurar la paz y la confianza en poblaciones que emergen de la
guerra. Pero su propósito trasciende los límites de los conflictos armados para
hacerse extensivo también a las escuelas y los lugares de trabajo del mundo
entero, los parlamentos y las salas de prensa, las familias y los lugares de
recreo.
Una cultura de paz exige que hagamos frente a la violencia
de la penuria económica y social. La pobreza y las injusticias sociales, como
la exclusión y la discriminación, repercuten con especial fuerza en las
mujeres. Es indispensable corregir las asimetrías flagrantes de riqueza y
oportunidades dentro de cada país y entre los distintos países para atajar de
raíz las causas de la violencia en el mundo.
La igualdad, el desarrollo y la paz están inextricablemente
unidos. No puede haber paz duradera sin desarrollo, del mismo modo que no puede
haber un desarrollo sostenible sin una plena igualdad entre hombres y mujeres.
El nuevo milenio ha de representar un nuevo comienzo. Hemos
de esforzarnos por evitar la violencia en todos los niveles, examinar
alternativas a los conflictos violentos y forjar actitudes de tolerancia e
interés activo hacia los demás.
La sociedad humana tiene capacidad para
afrontar los conflictos de modo que se conviertan en parte de una dinámica de
cambio positivo. Siempre y cuando se lleven a cabo con la plena participación
de las mujeres, las acciones para poner fin a una cultura omnipresente de
violencia no están fuera del alcance de las poblaciones y los gobiernos del
mundo.
UN MOVIMIENTO MUNDIAL
Forjar una cultura de paz es hacer que los niños y los
adultos comprendan y respeten la libertad, la justicia, la democracia, los
derechos humanos, la tolerancia, la igualdad y la solidaridad. Ello implica un
rechazo colectivo de la violencia. E implica también disponer de los medios y
la voluntad de participar en el desarrollo de la sociedad.
El concepto de cultura de paz se ha ido configurando al
amparo de un vasto movimiento sociopolítico que aglutina a interlocutores del
sistema de las Naciones Unidas y otras muchas instancias. Las amenazas que
pesan sobre la paz revisten muchas formas distintas, desde la falta de respeto
por los derechos humanos, la justicia y la democracia hasta la pobreza o la
ignorancia. La cultura de paz es una respuesta a todas esas amenazas, una
búsqueda de soluciones que no pueden imponerse desde el exterior sino que han
de provenir de la propia sociedad.
Las soluciones dependen de la intervención conjunta y en
frentes muy diversos de hombres y mujeres de todos los sectores de la sociedad.
La cooperación entre países en todos esos ámbitos puede aportar la estabilidad
y la ayuda necesarias para obtener resultados duraderos. Fundar una cultura de
paz, en suma, es una empresa que rebasa la responsabilidad de un sector, una
comunidad, una región o una nación concretos para cobrar un carácter universal.
La cultura de paz no es sólo una idea. Desde su origen, que
se remonta a una serie de programas de consolidación de la paz en países que
salían de un conflicto armado, se ha convertido en uno de los grandes temas de la Estrategia a Plazo
Medio de la UNESCO
(1996-2001), que articula un amplio abanico de actividades de la Organización. Existen
proyectos en curso en numerosos países, como Angola, Burundi, Côte d’Ivoire, El
Salvador, Etiopía, Haití, Liberia, Malí, Mozambique, Filipinas, la Federación de Rusia,
Somalia y la antigua Yugoslavia.
Dichos proyectos prevén en esencia lo
siguiente:
- Actividades con parlamentarios y demás representantes electos vinculadas a los aspectos fundamentales del ejercicio de poder, la democracia y la justicia social;
- Emancipación de las mujeres para que participen en la vida pública de su sociedad;
- Formación e inserción social de los soldados desmovilizados
- Implantación y fortalecimiento de medios de comunicación que contribuyan a promover una cultura de paz;
- Programas de educación cívica, una formación para la gestión de conflictos y el ejercicio de la autoridad;
- Promoción de los ideales democráticos.
Según la definición de las Naciones Unidas, la cultura de
paz consiste en una serie de valores, actitudes y comportamientos que rechazan
la violencia y previenen los conflictos tratando de atacar sus causas para
solucionar los problemas mediante el diálogo y la negociación entre las
personas, los grupos y las naciones. La Declaración y el Programa de Acción sobre una
Cultura de Paz identifican ocho ámbitos
de acción para los actores al nivel local, nacional e internacional que
proponen:
1. Promover una cultura de paz por medio de la educación
mediante la revisión de los planes de estudio para promover valores, actitudes
y comportamientos que propicien la cultura de paz, como la solución pacífica de
los conflictos, el diálogo, la búsqueda de consensos y la no violencia.
La no violencia es una teoría y práctica holística que
rechaza la agresión y la violencia para lograr objetivos o resolver conflictos
de una manea constructiva. Esta perspectiva evolutiva de empoderamiento personal y
social no se trata de negar la ira, pero es necesaria la canalización de la
energía detrás de la ira en otras estrategias que permitan ser respetuosos con
los demás.
Es un hecho que vivimos en un mundo de conflictos: la guerra, la tortura, la rivalidad etno cultural y la violencia. Contra esos problemas hay un reconocimiento lento pero creciente del valor de la no violencia para resolverlos. Esta aspiración humana fundamental desarrollada como una teoría completa de Mahatma Gandhi puede ser identificada en muchos ejemplos en la historia.
2. Promover el desarrollo económico y social sostenible
mediante la reducción de las desigualdades económicas y sociales, la
erradicación de la pobreza y garantizando una seguridad alimentaria sostenible,
la justicia social, las soluciones duraderas a los problemas de la deuda, el
fomento de la autonomía de la mujer, medidas especiales para grupos con
necesidades especiales y la sostenibilidad ambiental...
3. Promover el respeto de todos los derechos humanos
Los derechos humanos y la cultura de paz son
complementarios: cuando predominan la guerra y la violencia, no se pueden
garantizar los derechos humanos pero, al mismo tiempo, sin derechos humanos en
todas sus dimensiones, no puede haber cultura de paz...
4. Garantizar la igualdad entre mujeres y hombres por medio
de la plena participación de las mujeres en la toma de decisiones económicas,
sociales y políticas, la eliminación de todas las formas de discriminación y de
violencia contra la mujer, el apoyo y la asistencia a las mujeres necesitadas...
Se han incorporado las diferencias de género al proyecto
transdisciplinario "Cultura de Paz". Por otra parte, las prioridades
del proyecto "Las mujeres y la cultura de paz" son las siguientes:
Apoyar las iniciativas de mujeres a
favor de la paz
Emancipar a las mujeres para que puedan participar democráticamente en el proceso político y ganar así presencia e influencia, especialmente en materia de economía y seguridad.
Promover, en los acuerdos de colaboración, una socialización que tenga en cuenta las especificidades femeninas y una formación para lo no violencia y la igualdad, dirigida sobre todo a los niños y los jóvenes.
Emancipar a las mujeres para que puedan participar democráticamente en el proceso político y ganar así presencia e influencia, especialmente en materia de economía y seguridad.
Promover, en los acuerdos de colaboración, una socialización que tenga en cuenta las especificidades femeninas y una formación para lo no violencia y la igualdad, dirigida sobre todo a los niños y los jóvenes.
5. Promover la participación democrática
Entre los cimientos imprescindibles para la consecución y el
mantenimiento de la paz y la seguridad figuran principios, prácticas y
participación democráticos en todos los sectores de la sociedad, un gobierno y
una administración transparentes y responsables, la lucha contra el terrorismo,
el crimen organizado, la corrupción, el tráfico ilícito de drogas y el blanqueo
de dinero ...
6. Promover la comprensión, la tolerancia y la solidaridad
Para acabar con las guerras y los conflictos violentos es
preciso trascender y superar las imágenes del enemigo mediante la comprensión,
la tolerancia y la solidaridad entre todos. Aprender de nuestras diferencias
por medio del diálogo entre civilizaciones y del respecto para la diversidad cultural
es un proceso enriquecedor...
La cultura de paz sólo puede tener éxito en un contexto de
entendimiento mutuo y de concepción abierta y activa de la diversidad.
Consciente de esta realidad, la
UNESCO tiene la intención de reforzar las redes regionales de
promoción de la tolerancia y crear otras redes nuevas. Para ello prepara
material didáctico y útiles pedagógicos centrados en la tolerancia y contribuye
a su difusión a gran escala, forja nuevas relaciones de colaboración en el
campo de la educación para la tolerancia, intenta que los programas sobre la
tolerancia hallen eco entre un número creciente de jóvenes y elabora, en
colaboración con medios de comunicación locales, programas audiovisuales sobre
la tolerancia.
7. Apoyar la comunicación participativa y la libre circulación
de información y conocimientos
La libertad de información y comunicación y los intercambios
de información y conocimientos son imprescindibles para una cultura de paz.
Pero hay que tomar medidas para hacer frente al problema de la violencia en los
medios de comunicación, comprendidos los que se valen de las nuevas tecnologías
de la información y la comunicación...
8. Promover la paz y la seguridad internacionales
Los adelantos logrados en los últimos años en materia de seguridad
humana y desarme comprendidos los tratados sobre las armas nucleares y el que prohíbe
las minas antipersonales deben alentarnos a actuar con más denuedo todavía en
favor de la negociación de soluciones pacíficas, la eliminación de la producción
y el tráfico de armas, las soluciones humanitarias en situaciones de conflicto
y las iniciativas una vez que éstas finalizan...
Corresponde a los Estados Miembros desarrollar y fomentar el
respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos, sin
distinciones por raza, género, lengua, origen nacional, religión o
discapacidad, así como en el combate contra la intolerancia. (1)
(1)www3.unesco.org/iycp/kits/.../Depliant%20esp%20def.pdf
Declaración de Principios
sobre la Tolerancia
Resueltos a adoptar todas las
medidas positivas necesarias para fomentar la tolerancia en nuestras
sociedades, por ser ésta no sólo un preciado principio, sino además una
necesidad para la paz y el progreso económico y social de todos los pueblos, declaramos lo que sigue:
Significado de la tolerancia
La tolerancia consiste en el respeto, la aceptación y el
aprecio de la rica diversidad de las culturas de nuestro mundo, de nuestras
formas de expresión y medios de ser humanos. La fomentan el conocimiento, la
actitud de apertura, la comunicación y la libertad de pensamiento, de
conciencia y de religión. La tolerancia consiste en la armonía en la
diferencia. No sólo es un deber moral, sino además una exigencia política y
jurídica. La tolerancia, la virtud que hace posible la paz, contribuye a
sustituir la cultura de guerra por la cultura de paz.
Tolerancia no es lo mismo que concesión, condescendencia o
indulgencia. Ante todo, la tolerancia es una actitud activa de reconocimiento
de los derechos humanos universales y las libertades fundamentales de los
demás. En ningún caso puede utilizarse para justificar el quebrantamiento de
estos valores fundamentales. La tolerancia han de practicarla los individuos,
los grupos y los Estados.
La tolerancia es la responsabilidad que sustenta los
derechos humanos, el pluralismo (comprendido el pluralismo cultural), la
democracia y el Estado de derecho. Supone el rechazo del dogmatismo y del absolutismo
y afirma las normas establecidas por los instrumentos internacionales relativos
a los derechos humanos.
Conforme al respeto de los derechos humanos, practicar la
tolerancia no significa tolerar la injusticia social ni renunciar a las
convicciones personales o atemperarlas. Significa que toda persona es libre de
adherirse a sus propias convicciones y acepta que los demás se adhieran a las
suyas. Significa aceptar el hecho de que los seres humanos, naturalmente
caracterizados por la diversidad de su aspecto, su situación, su forma de
expresarse, su comportamiento y sus valores, tienen derecho a vivir en paz y a
ser como son. También significa que uno no ha de imponer sus opiniones a los
demás. (2)
(2) www.unesco.org/cpp/sp/proyectos/cppinfo.htm
La función del Estado
En el ámbito estatal, la tolerancia exige justicia e
imparcialidad en la legislación, en la aplicación de la ley y en el ejercicio
de los poderes judicial y administrativo. Exige también que toda persona pueda
disfrutar de oportunidades económicas y sociales sin ninguna discriminación. La
exclusión y la marginación pueden conducir a la frustración, la hostilidad y el
fanatismo.
A fin de instaurar una sociedad más tolerante, los Estados
han de ratificar las convenciones internacionales existentes en materia de
derechos humanos y, cuando sea necesario, elaborar una nueva legislación, que
garantice la igualdad de trato y oportunidades a todos los grupos e individuos
de la sociedad.
Para que reine la armonía internacional, es esencial que los
individuos, las comunidades y las naciones acepten y respeten el carácter
multicultural de la familia humana. Sin tolerancia no puede haber paz, y sin
paz no puede haber desarrollo ni democracia.
La intolerancia puede revestir la forma de la marginación de
grupos vulnerables y de su exclusión de la participación social y política, así
como de la violencia y la discriminación contra ellos. Como confirma el
Artículo 1.2 de la
Declaración sobre la
Raza y los Prejuicios Raciales, "todos los individuos y
los grupos tienen derecho a ser diferentes".
Dimensiones sociales
En el mundo moderno, la tolerancia es más esencial que
nunca. Nuestra época se caracteriza por la mundialización de la economía y una
aceleración de la movilidad, la comunicación, la integración y la
interdependencia; la gran amplitud de las migraciones y del desplazamiento de
poblaciones; la urbanización y la transformación de los modelos sociales.
El mundo se caracteriza por su diversidad, la intensificación de la intolerancia y de los conflictos, lo que representa una amenaza potencial para todas las regiones. Esta amenaza es universal y no se circunscribe a un país en particular.
El mundo se caracteriza por su diversidad, la intensificación de la intolerancia y de los conflictos, lo que representa una amenaza potencial para todas las regiones. Esta amenaza es universal y no se circunscribe a un país en particular.
La tolerancia es necesaria entre los individuos, así como
dentro de la familia y de la comunidad. El fomento de la tolerancia y la
inculcación de actitudes de apertura, escucha recíproca y solidaridad han de
tener lugar en las escuelas y las universidades, mediante la educación
extraescolar y en el hogar y en el lugar de trabajo. Los medios de comunicación
pueden desempeñar una función constructiva, facilitando un diálogo y un debate
libres y abiertos, difundiendo los valores de la tolerancia y poniendo de
relieve el peligro que representa la indiferencia al ascenso de grupos e
ideologías intolerantes.
Como se afirma en la Declaración de la UNESCO sobre la Raza y los Prejuicios
Raciales, es preciso adoptar medidas, donde hagan falta, para garantizar la
igualdad en dignidad y derechos de los individuos y grupos humanos. A este
respecto se debe prestar especial atención a los grupos vulnerables socialmente
desfavorecidos para protegerlos con las leyes y medidas sociales en vigor,
especialmente en materia de vivienda, de empleo y de salud; respetar la
autenticidad de su cultura y sus valores y facilitar su promoción e integración
social y profesional, en particular mediante la educación.
A fin de coordinar la respuesta de la comunidad
internacional a este reto universal, se deben realizar y crear,
respectivamente, estudios y redes científicos apropiados, que comprendan el
análisis, mediante las ciencias sociales, de las causas fundamentales y de las
medidas preventivas eficaces, así como la investigación y la observación
destinadas a prestar apoyo a los Estados Miembros en materia de formulación de
políticas y acción normativa.
Educación
La educación es el medio más eficaz de prevenir la
intolerancia. La primera etapa de la educación para la tolerancia consiste en
enseñar a las personas los derechos y libertades que comparten, para que puedan
ser respetados y en fomentar además la voluntad de proteger los de los demás.
La educación para la tolerancia ha de considerarse un
imperativo urgente; por eso es necesario fomentar métodos sistemáticos y
racionales de enseñanza de la tolerancia que aborden los motivos culturales,
sociales, económicos, políticos y religiosos de la intolerancia, es decir, las
raíces principales de la violencia y la exclusión. Las políticas y los
programas educativos deben contribuir al desarrollo del entendimiento, la
solidaridad y la tolerancia entre los individuos, y entre los grupos étnicos,
sociales, culturales, religiosos y lingüísticos, así como entre las naciones.
La educación para la tolerancia ha de tener por objetivo
contrarrestar las influencias que conducen al temor y la exclusión de los
demás, y ha de ayudar a los jóvenes a desarrollar sus capacidades de juicio
independiente, pensamiento crítico y razonamiento ético.
Nos comprometemos a apoyar y ejecutar programas de
investigación sobre ciencias sociales y de educación para la tolerancia, los
derechos humanos y la no violencia. Para ello hará falta conceder una atención
especial al mejoramiento de la formación del personal docente, los planes de
estudio, el contenido de los manuales y de los cursos y de otros materiales
pedagógicos, como las nuevas tecnologías de la educación, a fin de formar
ciudadanos atentos a los demás y responsables, abiertos a otras culturas,
capaces de apreciar el valor de la libertad, respetuosos de la dignidad y las
diferencias de los seres humanos y capaces de evitar los conflictos o de
resolverlos por medios no violentos. (3)
(3) www.unesco.org/cpp/sp/
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