jueves, 8 de agosto de 2013

T7B MODELOS ECONÓMICOS Y GLOBALIZACIÓN

La globalización es un término que guarda estrecha relación con la palabra integración (integración de países, regiones, mercados, economías, costumbres, etc.), y es un proceso que se ha venido dando a nivel mundial, en el cual muchos de los aspectos de la vida humana de unos lugares se ha ido relacionando e interconectando con los de otros y, en general, con el mundo entero.

Desde el punto de vista económico, la globalización ha sido promovida a través de la disminución de las regulaciones en los mercados, las transacciones de dinero, los acuerdos de libre comercio, la creación de bloques económicos y/o mercados comunes entre países y regiones, entre otros.

Este proceso de integración mundial ha tenido tanto seguidores como críticos. Por un lado, integrar la economía de un país con la del resto del mundo permite abrir nuevas oportunidades de crecimiento al país, nuevas fuentes de recursos, mayor comercio internacional, nuevos destinos para los productos nacionales, entre otros beneficios; igualmente, permite encontrar en el exterior productos que pueden ser utilizados en la economía nacional y que pueden representar un beneficio, mientras que, a nivel internacional, permite el desarrollo de instituciones comerciales internacionales, sistemas de producción integrados, etc.

Sin embargo, cuando las economías están muy integradas, se corre el gran peligro de sufrir los efectos de situaciones que se presenten en otros lugares sobre las cuales no se tiene ningún control. Estas situaciones críticas pueden traer beneficios pero también pueden generan efectos desastrosos, no solamente en el lugar del problema sino en otros países y regiones, provocando desajustes, crisis e inestabilidades de gran magnitud.

Este gran peligro ya ha mostrado sus consecuencias en el mundo. La crisis asiática fue uno de los acontecimientos más grandes que puso en evidencia los peligros de la globalización: en algunos países asiáticos que presentaron gran crecimiento temporal, las inversiones disponibles después de un tiempo dejaron de ser tan rentables, produciéndose una desaceleración de la economía que desincentivó la inversión, generándose fugas de grandes recursos hacia otros destinos, con graves consecuencias para los socios comerciales de estos países.

Por ejemplo, el sector financiero japonés tenía invertido aproximadamente el 40% de su cartera en el sudeste asiático; al sobrevenir la crisis, la quiebra de corporaciones e instituciones fue masiva, con terribles efectos para los habitantes de estos países y los de otros en los cuales estos bancos hacían presencia, incluyendo el propio Japón.

La tecnología ha sido un factor fundamental en el proceso de globalización: el avance en las telecomunicaciones, en los sistemas de información, en la interconexión entre personas alrededor del mundo ha permitido que el comercio y los recursos, se movilicen, redireccionen o reinviertan rápidamente. Por lo tanto, si se presentan oportunidades en uno o muchos lugares, la distancia ya no es un impedimento para acceder a ellas; de la misma forma, cuando se presentan peligros inminentes, se puede lograr la rápida salida de los recursos de ese lugar sin importar lo lejano que esté.

Las políticas económicas de los países han tenido que tomar nuevos rumbos con el fin prever las anteriores situaciones e implantar mecanismos para contrarrestarlas. Algunos de estos mecanismos afectan las finanzas nacionales porque implican recortes presupuestales en inversión social para destinar recursos a estos nuevos propósitos. Como consecuencia, se ve afectando el nivel de vida de los habitantes.

El proceso de globalización no es únicamente económico, en muchos campos (culturales, ambientales, etc.) también se ha desarrollado con aspectos positivos y negativos; sin embargo, siendo éste un sistema cada vez más predominante, es necesario que se encamine hacia la búsqueda del bienestar humano, hacia la búsqueda de soluciones a los problemas y necesidades sociales y económicas de las naciones y del mundo en general. (1)

(           (1)  http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/ayudadetareas/economia/econo34.htm

HISTORIA DEL PENSAMIENTO ECONÓMICO

Para dar una mirada muy general y somera a la historia del pensamiento económico, haremos un recorrido por las principales tendencias económicas que han existido a lo largo de la historia de la humanidad.

Los griegos fueron los primeros que trataron de tener un conocimiento sobre el funcionamiento de la economía. Hesíodo, Jenofonte, Platón y Aristóteles se destacaron por buscar explicación a los fenómenos económicos que acontecían en su época.
  
Durante la era feudal, comprendida entre los siglos VIII y XIII, aproximadamente, se empezaron a presentar dos fenómenos que, posteriormente, Douglas North llamaría |las relaciones sociales y los derechos de propiedad.

La economía mercantilista marca una pauta importante en el desarrollo de la ciencia económica. Tuvo sus inicios en Inglaterra y Francia, implantándose en el mundo entre los años 1500 y 1750, aproximadamente.

Los mercantilistas consideraban que la riqueza en el mundo era fija, y estaba representada por la cantidad de metales preciosos y semipreciosos que se poseyeran. La anterior idea los llevó a tomar medidas proteccionistas para evitar que la riqueza pudiera salir de un país. El comercio exterior, a través de una balanza comercial positiva (exportando más de lo que se importara), se convirtió en la clave para obtener poder y riqueza.

Una visión contemporánea pero enfocada hacia las relaciones sociales de la producción industrial es la de Carlos Marx. Para él, la producción industrial generaba un excedente que no se redistribuía en el salario de los trabajadores sino que era acumulado por el propietario del capital y de los medios de producción.

Desde finales del siglo XIX y hasta mediados del siglo XX, se desarrolla un movimiento que defiende fuertemente al liberalismo y al individualismo: los neoclásicos. Sus principales puntos de análisis fueron la plusvalía y la maximización de los beneficios.
Reconocidos representantes de ellos son Keynes y Say, quien formuló la ley del pleno empleo, mientras que Keynes decía que los individuos intercambian instintivamente y, por lo tanto, el mercado es consecuencia de un orden natural, de la misma manera que lo es la acumulación de capital. 

Este orden natural es guiado por la revelación de las preferencias de los individuos a un subastador, quien encuentra el precio en el que se vacían los mercados, de tal suerte que el único mecanismo que evita el monopolio es la concurrencia del mercado. Así, la autorregulación da origen al concepto de “la mano invisible”.

Entre las últimas escuelas de pensamiento económico se encuentran las de los neo-neoclásicos. Ellos agrupan varias corrientes, entre ellas las de los monetaristas y los neoinstitucionalistas. Los monetaristas son conocidos gracias a Milton Freeman, quien afirmaba que las fallas en el mercado se debían, en buena parte, a la intervención del Estado. 

Los neoinstitucionalistas se centran en los fenómenos sociales y en la cooperación económica. Gran parte de sus ideas son una crítica al neoclásico Marshall, argumentando que, para que la distribución de la riqueza sea eficiente, son necesarias las instituciones. (2)

         (2)   http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/ayudadetareas/economia/econo1.htm

EL MODELO ECONÓMICO

Todos los problemas planteados a escala planetaria y local tienen un denominador común y radican en el funcionamiento del actual sistema económico. El modelo hoy dominante es aquél que dice que la economía va bien cuando crece el producto interior bruto (PIB).

Este modelo no tiene en cuenta cuánto cuesta a la colectividad en términos ecológicos y sociales el crecimiento de un punto del PIB. No tiene en cuenta que la capacidad de crecimiento económico es finita, ni tampoco tiene en cuenta las limitaciones del sistema natural que están llevando al planeta al infarto ecológico.

El PIB: un Producto Insostenible y Bruto...

El PIB es la vaca más sagrada de todas las vacas sagradas de la economía. El PIB mide el valor de las mercancías producidas. Cuanta más producción, más crecerá el PIB; cuanto más crezca el PIB, mejor viviremos y más riqueza habrá. Pero la estadística nos enseña que en los últimos quince años el número de empleos no ha ido en aumento y en cambio el PIB habrá crecido un 60% en términos nominales.

La perversión del sistema vigente de contabilidad puede llegar a extremos insólitos. Es el caso del gravísimo terremoto de 1994 en Kobe (Japón). Alguien con autoridad pronosticó un impacto positivo con la reconstrucción de la zona de Kobe en el producto interior bruto japonés. Al cabo de pocos días empezó a subir la bolsa de Tokio. Tenemos un sistema de medida que permite afirmar que es bueno para la economía que haya destrozos.

Sin ir tan lejos, aquí en casa, el "sistema" establece que los accidentes de tráfico tienen globalmente un impacto positivo en la economía del país, puesto que dan trabajo a aseguradoras, a mecánicos, a médicos, a funerarias, etc.

...y otras vacas sagradas

En segundo lugar del ranking de las vacas sagradas de la economía aparecen otras variables socioeconómicas. La inflación, el déficit público, la deuda pública acumulada, la productividad,... Todos estos parámetros tradicionales miden la situación de un sistema desde un único punto de vista, prescindiendo de los demás factores.

Parece razonable pensar que a los indicadores macroeconómicos tradicionales les podríamos añadir otros de carácter ecológico y social, para medir la sostenibilidad del sistema. Algunas propuestas de nuevos indicadores podrían ser, a partir de las sugerencias incluidas en los informes de "La situación en el Mundo" del Worldwatch Institute, los que se indican a continuación:
  • Utilización de fuentes energéticas renovables
  • Indicador de eficiencia energética
  • Materiales reciclables
  • Residuos industriales
  • Crecimiento poblacional
  • Superficie sostenible
  • Transporte sostenible
  • Biodiversidad
  • Desigualdad social
  • Paro
  • Precariedad laboral
  • Integración étnica
MODELO ECONOMICO CAPITALISTA

Para definir el capitalismo es necesario definir sus principios básicos, ya que no existe una definición precisa que sea aceptada por todos.

Generalmente, el capitalismo se considera un sistema económico en el cual la propiedad privada desempeña un papel fundamental. Este es el primero de los principios básicos del capitalismo. Se incluyen también dentro de éstos la libertad de empresa y de elección, el interés propio como motivación dominante, la competencia, la fundamentación en el sistema de precios o de mercado y un reducido papel del gobierno.

Sobre la propiedad privada, el capitalismo establece que los recursos deben estar en manos de las empresas y personas particulares, de esta forma, a los particulares se les facilita el uso, empleo y control de los recursos que utilicen en sus labores productivas. Como consecuencia de lo anterior, los particulares podrán utilizar los recursos como mejor les parezca.

La libertad de empresa propone que las empresas sean libres de conseguir recursos económicos y transformarlos en una nueva mercancía o servicio que será ofrecido en el mercado que éstas dispongan. A su vez, son libres de escoger el negocio que deseen desarrollar y el momento para entrar o salir de éste. 

La libertad de elección se aplica a las empresas, los trabajadores y los consumidores, pues la empresa puede manejar sus recursos como crea conveniente, los trabajadores pueden realizar un trabajo cualquiera que esté dentro de sus capacidades y los consumidores son libres de escoger lo que desean consumir, buscando que el producto escogido cumpla con sus necesidades y se encuentre dentro de los límites de su ingreso.

Competencia se refiere a la existencia de un gran número de empresas o personas que ofrecen y venden un producto (son oferentes) en un mercado determinado. En dicho mercado también existe un gran número de personas o empresas, denominadas consumidores (también llamados demandantes), las cuales, según sus preferencias y necesidades, compran o demandan esos productos.

A través de la competencia se establece una “rivalidad” entre productores. Los productores buscan acaparar la mayor cantidad de consumidores para sí. Para conseguir esto, utilizan estrategias de reducción de precios, mejoramiento de la calidad, etc., siendo esta la forma en que la competencia crea un cierto control que evita el abuso por parte de alguna de las partes.

El capitalismo se basa en una economía en la cual el mercado predomina. En éste se llevan a cabo las transacciones económicas entre personas, empresas y organizaciones que ofrecen productos y las que los demandan. El mercado, por medio de las leyes de la oferta y la demanda, regula los precios según los cuales se intercambian los bienes y servicios, permite la asignación de recursos y garantiza la distribución de la renta entre los individuos.

Cada uno de los actores del mercado actúa según su propio interés; por ejemplo, el capitalista, quien posee los recursos y el capital, busca la maximización del beneficio propio por medio de la acumulación y reproducción de los recursos, del capital; los trabajadores, quienes trabajan por la recompensa material que reciben (el salario) y, por último, los consumidores, quienes buscan obtener la mayor satisfacción o utilidad adquiriendo lo que quieren y necesitan al menor precio posible.

El gobierno en una economía capitalista pura está reducido a su mínima expresión. Sólo se encarga del ordenamiento jurídico que garantice ciertas libertades civiles y la implantación de políticas indispensables para el funcionamiento de los mercados y el respeto de la propiedad privada. Su presencia en la economía perturba el funcionamiento de ésta.

Dependiendo del nivel de influencia del gobierno en la economía, además del capitalismo puro, existen el capitalismo autoritario (en el cual los recursos le pertenecen a los particulares pero el gobierno dirige y controla gran parte de la economía) y el capitalismo mixto (en el cual el gobierno y los particulares influyen en la distribución y asignación de los recursos).

MODELO ECONÓMICO COMUNISTA (SOCIALISMO)

Término que, desde principios del siglo XIX, designa aquellas teorías y acciones políticas que defienden un sistema económico y político basado en la socialización de los sistemas de producción y en el control estatal (parcial o completo) de los sectores económicos, lo que se oponía frontalmente a los principios del capitalismo.

Aunque el objetivo final de los socialistas era establecer una sociedad comunista o sin clases, se han centrado cada vez más en reformas sociales realizadas en el seno del capitalismo. A medida que el movimiento evolucionó y creció, el concepto de socialismo fue adquiriendo diversos significados en función del lugar y la época donde arraigara.

Entre sus primeros teóricos se encontraban el aristócrata francés conde de Saint-Simon, Charles Fourier y el empresario británico y doctrinario utópico Robert Owen. Como otros pensadores, se oponían al capitalismo por razones éticas y prácticas. Según ellos, el capitalismo constituía una injusticia: explotaba a los trabajadores, los degradaba, transformándolos en máquinas o bestias, y permitía a los ricos incrementar sus rentas y fortunas aún más mientras los trabajadores se hundían en la miseria.
 Como consecuencia del auge del capitalismo nace el socialismo, una ideología política que atacaba los cimientos del capitalismo como doctrina económica y social.
Esta ideología apareció al mismo tiempo en Francia e Inglaterra (1830 y 1840), pretendiendo convertirse en un mecanismo de control de la burguesía y de la propiedad privada, aunque en un principio no pretendía abolirlos sino simplemente vigilarlos en pro del beneficio de la clase trabajadora.
Carlos Marx, en 1844, creó un nuevo tipo de socialismo, conocido como socialismo científico, el cual planteaba:
·      El derrocamiento de la burguesía.
·      La dominación del proletariado.
·      La abolición de la clase burguesa.
·    La creación de una nueva sociedad que no tuviera ni clases sociales ni      propiedad privada.
El socialismo científico

Gracias a Karl Marx y a Friedrich Engels, el socialismo adquirió un soporte teórico y práctico a partir de una concepción materialista de la historia. El marxismo sostenía que el capitalismo era el resultado de un proceso histórico caracterizado por un conflicto continuo entre clases sociales opuestas. Al crear una gran clase de trabajadores sin propiedades, el proletariado, el capitalismo estaba sembrando las semillas de su propia muerte, y, con el tiempo, acabaría siendo sustituido por una sociedad comunista.

Las teorías marxistas fueron adoptadas por mayoría; así, a finales del siglo XIX, el marxismo se había convertido en la ideología de casi todos los partidos que defendían la emancipación de la clase trabajadora, con la única excepción del movimiento laborista de los países anglosajones, donde nunca logró establecerse, y de diversas organizaciones anarquistas que arraigaron en España e Italia, desde donde se extendieron, a través de sus emigrantes principalmente, hacia Sudamérica.

Fue sobre todo después de 1945 cuando se relacionó el socialismo con la gestión de la economía por parte del Estado y con la expansión del sector público a través de las nacionalizaciones. Aunque los activistas socialistas concebían la propiedad estatal como un primer paso hacia la abolición del capitalismo, las nacionalizaciones tenían por lo general objetivos más prácticos, como rescatar empresas capitalistas débiles o ineficaces, proteger el empleo, mejorar las condiciones de trabajo o controlar las empresas de servicio público.

En el aspecto internacional, la mayoría de los partidos socialistas se alinearon junto a Occidente durante la Guerra fría, aunque importantes minorías dentro de cada partido intentaran hallar una vía intermedia entre la democracia capitalista y el comunismo soviético, denunciaron la política.

Hacia el final de la década de 1950, los partidos socialistas de Europa occidental empezaron a descartar el marxismo, aceptaron la economía mixta, relajaron sus vínculos con los sindicatos y abandonaron la idea de un sector nacionalizado en continua expansión.
El fuerte incremento sufrido por los precios del petróleo en 1973 fue el desencadenante de la crisis económica que puso fin a esta hipotética edad de oro. Durante el final de la década de 1970 se pensó que, en general, para restaurar el crecimiento económico, patronos y gobiernos tendrían que alcanzar algún tipo de entendimiento con los sindicatos.

El creciente desempleo, sin embargo, debilitó a los sindicatos y, al hacer aumentar la pobreza y los problemas con ella asociados, hizo que la protección social del sistema del bienestar fuera mucho más costosa de lo que lo había sido en los días del pleno empleo. Mantener los niveles de bienestar con una tasa elevada de desempleo exigía un alto nivel de impuestos, medida que no gozó del favor de los ciudadanos. Los partidos conservadores se distanciaron del consenso político, aduciendo que era necesario "hacer retroceder al Estado", reducir el gasto público y privatizar las compañías estatales.

El derrumbamiento del comunismo en la Unión Soviética y en la Europa central y oriental no constituyó un consuelo para la izquierda europea occidental. La crisis de las economías planificadas comunistas fue interpretada en términos generales como una prueba más de que las decisiones espontáneas de millones de consumidores individuales, gracias a los mecanismos del libre mercado, distribuían mejor los recursos de lo que pudiera hacerlo cualquier forma de mediación estatal. Las ideologías neoliberales ganaban, en consecuencia, terreno en multitud de países.




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